jueves, 2 de junio de 2011

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Una adolescente de diecisiete años
va con su mamá y le dice que desde hace un par de meses
no tiene el período.
Preocupadísima, la mamá compra en la farmacia un test de
embarazo y el resultado de la prueba es positivo.
Gritos, imprecaciones, lamentos, lágrimas…
Que quién ha sido el cerdo, que quiero saberlo,
que ahora se lo dices a tu padre, etc.
La chica, una vez a solas, toma el teléfono y hace una
llamada.
Media hora después se detiene ante la casa una Ferrari
último modelo, de la que sale un tipo maduro y distinguido,
de pelo entrecano, vestido impecablemente con un elegante traje
que se adivina carísimo.
Toma asiento en el salón ante el padre, la madre y la hija y dice:
Buenos días. Vuestra hija me ha informado del problema.
Sin embargo, Yo no puedo casarme con ella porque tengo
otra situación familiar.
Aunque me haré cargo.
Si nace una niña, le puedo legar 3 tiendas, 2 apartamentos,
una villa en el mar y una cuenta de U$S 500 mil.
Si nace un niño, el legado será un par de fábricas,
además de los U$S 500 mil.
Y si nacen gemelos, una fábrica y U$S 250 mil para cada uno.
En cambio, si pierde el embarazo…….
En este punto la madre, que había permanecido callada
todo el tiempo, se levanta, le apoya una mano en el hombro y
sin dejarlo terminar la frase, le dice:
- ¡¡¡¡ Te la coges de nuevo!!!!

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